La tortuga
de Candelaria
Por ahí
llega Candelaria,
la tortuga
centenaria.
Lleva a sus
tataranietos,
que nunca se
quedan quietas.
Aunque son
más de cuarenta,
ella jamás se impacienta.
Aunque formen
mucha bulla,
Candela no
se aturulla.
Va disfrutando
de todo,
despacito y
a su modo.
Vive la vida
sin prisa,
siempre con
una sonrisa.
La tortuga
está contenta.
A veces la
llaman lenta.
Pero ella,
pasito a pasito,
no les hace
ningún caso.
Carmen Gil